Ciertamente si miramos los periódicos de hoy, si escuchamos la radio esta mañana, si ponemos al llegar a casa la televisión, podemos asegurar que vivimos en un mundo despiadado donde la realidad, los números, destruyen los mitos. La realidad del paro y de la deuda nos atenaza a los pueblos. El dinero físico se devalúa y los líderes de gestión se desgastan en días.
El declive inevitable de una sociedad capitalista anclada en unos parámetros por años es patente. Cunde el pánico. Los estados se sumergen en profundos déficits cuyo superávit parece inalcanzable. “No lo verán nuestros ojos” se dice mucha gente. ¿Cuál es la solución?
Parece que la cuestión es crear empleo. Es urgente crear empleo y acelerar el crecimiento a corto plazo. Pero ¿cómo?
Estamos en una gran batalla ideológica en la que no se quiere actuar con la responsabilidad que exige el contrario. La gran masa del pueblo asistimos estupefactos a este “diálogo de besugos” en el que están sumergidos nuestros gobernantes. La derecha no quiere subir los impuestos, quiere más dialogo social y abaratar los salarios. La izquierda no quiere reducir el gasto ni restringir la popularidad de los beneficios sociales, aunque todo sea necesario para reducir el déficit.
Nos habíamos dormido en los laureles. ¿No pensábamos en lo perecedero de nuestra cultura de “pelotazo”?
Cuando , en el verano de 2004 fui invitado a conocer el Meeting de Rímini estaba yo dejando atrás 35 años largos de empresario con 20 negocios abiertos en la Hostelería y más de 500 empleados. Pero era curiosamente mi condición de sacerdote diocesano implicado en la realidad social de nuestro tiempo la que me había llevado a eso. No concebía otro modo de compromiso cristiano con aquellos jóvenes que Dios me iba poniendo en mi camino. Vivía con y para los jóvenes marginados a los que quise dotar de cultura, formación y puestos de trabajo desde una humilde parroquia del suburbio madrileño de Vallecas.
Nunca pensé que iba a descubrir el valor divino del capital humano. A partir de entonces se me hace que el ser cristiano es “hacer nuevas todas las cosas “. La fuerza innovadora es consubstancial al mensaje de Cristo. El emprendimiento está en la identidad del que cree en Jesucristo resucitado.
Aquellos jóvenes parados en la historia de una España triste que arrastraba las consecuencias de la depresión motivada por la falta de cultura y pan de la post guerra necesitaban reinserción social y laboral. El año 62 había empezado tímidamente acogiéndoles en mi casa parroquial de Chinchón. Luego nos venimos a Madrid, a Entrevías viejo, al poblado de la Unión Vecinal de Absorción, a las chabolas de San Carlos Borromeo. Que bendición de Dios el hambre y la miseria que nos ha hecho bienaventurados ¡No dar peces y enseñar a pescar, era nuestro lema. Recogíamos chatarra, compartíamos lo que teníamos, no éramos dignos de Caritas, pero nos amaban los más pobres y marginados. Aquellos niños hoy hombres son los testigos de la historia y el germen de la Fundación que crece. Como las flores más bellas crecimos en el estercolero de la China y el Japón los barrios basureros de Madrid. Era un puro asociacionismo civil donde Cristo se asomaba entre rejas como describo en el visitante nocturno en “Hablemos de Dios “.PPC.2005.
Cuando en aquel verano del 2.004 llegue a Rímini encontré un espectáculo indescriptible: Por un lado había una magna asamblea de jóvenes que escuchaban a un Obispo desconocido hablar de Dios como si fuera su Padre. Lo cual parece lógico pero no lo es tanto. Por otro lado había una serie de empresas inventoras que ofrecían sus cachivaches como en cualquier Feria de Muestras del mundo tratando de demostrar y vender sus artilugios. Tocaban a Misa y la gente iba. Y sabia rezar y cantar ¡Mira que yo he ido de ferias por el mundo… desde Sevilla a Hong kong. Pero nunca he visto cosa igual. En el ambiente se detectaba un cierto espíritu. ¿De Dios? ¿No lo sé? Era yo como Alicia en el País de las Maravillas. Me parecía que allí estaban realmente muchas utopías de emprendedores como yo.
El Meeting de Rímini es un evento social que gracias a ese invento de la Compañía de las Obras pone a finales de Agosto ante la mirada de este mundo perplejo hoy por la crisis globalizada, miles de propuestas, productos nuevos, ideas, pensamientos a debate, y , sobretodo, hombres de empresa que se miran unos a otros para suscitar el intercambio positivo independientemente del modo por el cual descubren al Gran Emprendedor, Dios en el hombre, al Arquitecto Universal, verdadero amigo y autor de la capacidad de crear el capital humano, Señor de la historia, Gobernante del universo.
El Meeting de Rímini son 27 años creando hilos de una red en la tela de araña que se balancea en el abismo del mundo sin Dios. Puntos de contacto, foros de experiencia, personas de diferentes religiones y culturas que comparten la preocupación por el SER HUMANO, el cultivo de su conocimiento y el deseo de mejorar su reciprocidad.
Rímini, en esos cortos días de Agosto, se convierte en la gran Plaza Mayor del mundo. Allí estará la Bolsa de Valores en alza del capital humano. Allí se premia la INNOVACION, palabreja ahora en moda de la que todos hablan pero nadie sabe cómo aplicar. La Innovación es la delimitada y compleja solución a este decadente panorama que nos está ofreciendo la gobernanza por sistemas capitalistas los gobernantes anclados en sus intereses partidistas.
“Cansados de ideologías, de debates y de análisis pongámonos a hacer” ha dicho Emilia Guarnieri que sabe latín.
Toda la filosofía educativa en las Escuelas que he fundado a lo largo de estos años en Sevilla, Málaga, Zaragoza y Madrid están fundamentadas en el “saber hacer”. No en la memoria ni en el “saber decir”. Los métodos relacionales abiertos que estamos implantando en nuestro Colegio Santa María la Blanca con 1.200 alumnos tienen mucho que ver por coincidencia con la Educación asumida como un riesgo compartido. El emprendimiento que pregona Rímini debe llegar a la maltrecha educación.
Brad Gregory, Presidente de la Universidad, dijo en New York el mes pasado presentando el Meeting: “Es la fe en público”.
Todo esto tiene una belleza indescriptible. Es la armonía de lo que se ve. Modelizar la fe no es fácil. La Compañía de la Obras lo consigue a veces. “Por sus obras….”La belleza como método educativo estaba en la mente del fundador de Comunión y Liberación Don Luigi Giussani. “la belleza manifiesta la verdad del hombre porque el sentido estético y ético de la vida provienen de una correcta y apasionada claridad en lo que concierne a la ontología”.
En Rímini se ve y se crea ese futuro que se nos asoma incierto en el panorama mundial. En un momento como el que vivimos en el que esta patente el desplazamiento del poder real de los estados hacia las empresas, en el que se hace presente un nuevo poder el de las ONGS y asociaciones “non profit” que son trasfronterizas y más populares que los mismos gobiernos, están privando a los Jefes de Estado y a los políticos de su influencia económica y social.
Está claro que el modelo de gobernanza está cambiando de manos. Se les va de las manos. Los partidos políticos lo ven, lo notan. Hay una falta de ideología que guie las acciones. Hay una falta de liderazgo. Los queremos hacer, prefabricar, con el uso de los “mass media”. Pero se desvanecen como becerros de oro. Los gobernantes regalan bienes sociales que no son suyos. Los organismos reguladores de las finanzas se ven impotentes. Las reglas compensatorias del mercado no les funcionan. El dinero inútil no compra capitales humanos útiles. Nunca como ahora nuestra debilidad es nuestra fortaleza si sabemos poner en valor nuestros capitales basados en la fuerza del espíritu y en la vida interior. Qué gran oportunidad esta crisis ¡El hambre que resucita los valores ¡ Lo triste es la muerte de los inocentes….
El pobre Adam Smith llora en un rincón porque nadie hace caso de sus palabras: “los beneficios de la mano invisible del mercado solo se obtendrán de una sociedad bien gobernada”. Se han olvidado de el ¡
Ya no se trata de administrar cosas sino de saber gobernar personas. Tenemos que acostumbrarnos a gobernar el caos, hacer frente a las rupturas, liderar el cambio. El progreso al que estamos llamados por Dios mediante las buenas obras y la caridad, el amor, pasa por gestionar las contradicciones inherentes a todo proceso evolutivo.
El Meeting de Rímini es el despliegue de estas ideas en la competitividad. El reto del futuro pasa por la innovación. Hay que huir de las empresas, de la Iglesia misma que caiga en la rutina. Pero no perdamos de vista que en este nuevo paradigma de la humanidad la crisis que alumbra la innovación amenaza con devorarla como el dios Saturno devora a sus hijos.
Por eso hoy más que nunca hay que buscar e ir a los foros donde se platean las ideas nuevas porque este tiempo nuestro, lejos de todo acomodo y seguimiento en el pasado solo tienen futuro aquellos que necesitan por su fe y convicciones recargarse de utopías realizables su vivir de cada día. Y esto pasa en Rímini.
¡Gracias!
Luis de Lezama
Madrid, 15 de Febrero 2010
lunes, 15 de febrero de 2010
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