jueves, 15 de abril de 2010

NUNCA HAY DERECHO A LA CALUMNIA

Cuando en Madrid han florecido los almendros y la Pascua nos ofrece un tiempo espléndido arrecian los nubarrones informativos que tratan de ensombrecer al Papa y a la Iglesia. La prensa amarilla ataca con grandes titulares. Titulares que luego no corresponden a la realidad de los hechos.

Pero desde el Papa Benedicto hasta el último de nosotros tenemos que hacer un acto de humildad y saber estar a las duras y a las maduras. Cuando vemos que alrededor nuestro, muy cerca se han producido delitos graves de cualquier género no podemos ni debemos “hacer la vista gorda” ni “aplicar la doble moral” ni “establecer la ley del embudo”. El Papa está sufriendo. No hay nada más que ver el rostro que presentaba en las recientes celebraciones litúrgicas del Triduo Sacro.

Hace tiempo, lo dijo Juan XXIII y para eso lo convocó el Concilio Vaticano II, “hay que limpiar el polvo de la Iglesia acumulado por el paso los años” y de los que somos Iglesia. Algunos creemos que una parte de la Iglesia ha querido y quiere enterrar las conclusiones del Vaticano II. Es una pena. Otros pensamos que tiene que haber más TRANSPARENCIA en nuestra querida Iglesia. Deberíamos pedir que nuestros Obispos, nuestra Iglesia, nuestras comunidades cristianas, nuestras parroquias sean aún más limpias, más transparentes, más demostrativas de que viven el Evangelio con todas sus consecuencias. No se trata de proclamar simplemente la palabra de Jesús en medio de una gran parafernalia litúrgica, sino de vivirla encarnada en nosotros en el día a día y en hacerla compromiso de actuaciones.

Por eso, nunca hay derecho a la calumnia. Estamos hartos de la acusación generalizada por los abusos sexuales, triste realidad de una minoría con la que nos vapulean en los medios de comunicación nuestros adversarios como trofeos de una guerra sucia.

Queridos Feligreses:

A mí que he vivido la experiencia y la tentación del dinero, me preocupa ante esta ola de corrupción el uso del dinero que nos confían nuestros feligreses, fieles y donantes. Fruto a veces más del sacrificio que de la abundancia.
En medio de las circunstancias que nos está tocando vivir en nuestro país los políticos, los empresarios y hasta algunos miembros de la Iglesia nos salpican con el título de “sobrecogedores”. Esto es muy triste.

Vivir de la justa retribución del trabajo y de la buena fe. Dar cuenta de lo que se recibe y en que se usa es una necesidad palpable y un testimonio de la recta comunicación cristiana de los bienes. ¿Cuántas diócesis, parroquias, instituciones rinden cuentas anuales a sus fieles? ¿Qué obispos presentan sus declaraciones de bienes?¿ qué uso se da al patrimonio y cual es de estos dones que constituyen muchas veces la cruz y la corona de quienes los administran?

Si bien el patrimonio de la Iglesia es en muchos casos espectacular y patente no es fácil mantenerlo, administrarlo y actualizarlo para las necesidades de nuestro tiempo. Pero por nuestro afán de ocultismo muchas veces nadie echa en cuenta la austeridad en la que viven miles sacerdotes, conventos e instituciones eclesiásticas y militantes cristianos. Los que por su condición y por su trabajo tienen abundancia de bienes deberían tener en cuenta el precepto de la Iglesia sobre el diezmo a la comunidad.

Entre reflexión y reflexión, queridos ciberfeligreses, no está mal que algún día sea menos romántico y más pragmático. Otro día hablaremos de la devaluación de las personas incluso por sus mismos superiores en tanta institución de la Iglesia donde prevalece el “agere contra”, es decir, el “hacer la puñeta” a tu hermano más cercano con la disculpa de “santificarle”.

Un saludo de vuestro Párroco

luisdelezama@santamarialablanca.es

miércoles, 3 de marzo de 2010

HEMOS VUELTO DE TIERRA SANTA



Hemos vuelto de Tierra Santa
Convencidos de que Jesús es otro Jesús y no aquel que nos habían pintado tan Dios que parecía inalcanzable.
Jesús en Galilea ha dormido en la misma alfombra que nosotros y ha recostado su cabeza sobre la misma piedra.
Los 42 peregrinos de la Parroquia hemos asistido a una mesa de comunión insospechada. En la gruta de la Anunciación en Nazareth nos acercamos tanto a la mesa del altar que parecíamos testigos invisibles de su presencia. Recién llegados, era el primer día, empezamos a percibir que algo nuevo iba a pasar en nuestras vidas.
Las palabras de “nacer de nuevo” se repetían donde quiera que estábamos: el monte de las bienaventuranzas, la barca en el lago, las calles y la sinagoga de Cafarnaúm…Todo era nuevo para nosotros bajo una adelantada y primorosa primavera que cubría los campos de flores amarillas y de brotes de retama verdes. Parecía como que habíamos peregrinado a Tierra Santa a enterrar un hombre viejo y caduco, un cristiano hecho de rutinas y cumplimientos.
Es que es así. Es que peregrinar a los lugares sagrados, a la Tierra de Jesús, es descubrir el cristiano nuevo que no puede contenerse en odres viejos.
La transformación se produce en el paso de los días. ¡Te acuestas rezando penitencia y te levantas cantando Gloria! No sé qué especial sentido tiene el seguimiento meditado de estos ejercicios espirituales en Tierra Santa que transforman a quien los sigue en hombre libre, en nueva fe y en una inenarrable confianza.
El Jesús que camina dentro de mí subiendo a Jerusalén no es humillante ni humillado. No es un ser lejano que sufre e induce a compasión de los más impíos. No, no es lástima lo que siento en la Vía Dolorosa. Es amor. Un amor profundo que hace dulce la pena de por quién ti sufre e induce a ser compartida.
Aquí todo el camino es oración. Aquí la contemplación es fácil. Aquí la fe nace de la escucha. Es la Palabra hecha Carne y que habita entre nosotros lo que consuela a este ciudadano del siglo XXI.
Es cierto que Israel ha hecho el MUSEO. Pero el MUSEO –el gran parque temático de Dios- no funciona sin el MENSAJE. Es el mensaje cristiano el de Dios hecho hombre, el que llama la atención y hace a las piedras vivas por encima de su arqueología. Lo demás, las piedras solas, no hablan.
Por eso me da igual que Israel haya mejorado, que las carreteras sean más modernas, que los zocos estén llenos de regalos, que los domingo huelan a McDonald’s y Coca-Cola, que los kibutz dejen de ser revolucionarios.
Hacia nuestras grandes basílicas cristianas sin personas empobrecen el mensaje. El mensaje necesita protagonistas de hoy, como tú, como yo, como estos 41 peregrinos que me han acompañado. Como los miles de personas que hemos encontrado en el camino descubriendo que Jesús era Dios.

Eso es lo que vale. ¡Por eso hemos vuelto transformados!

lunes, 15 de febrero de 2010

LA CRISIS ECONÓMICA, ¿una crisis de valores? Una respuesta desde la Encíclica “Cáritas in Veritate”

“Cada uno encuentra su propio bien asumiendo el proyecto que Dios tiene sobre él para REALIZARLO”
Encuentra en dicho proyecto SU VERDAD y aceptando su verdad se hace LIBRE. Benedicto XVI.
Juan 8, 22

Hace 35 años, nunca pensé que la humilde Taberna que abrí muy cerca de aquí para dar trabajo a un puñado de jóvenes marginados con los que convivía en un barracón de la Unión Vecinal de Absorción de Vallecas fuera un proyecto que Dios tenía sobre mí para realizarlo. Era comienzo de año de 1974. Aun no había muerto Franco. Yo ejercía de formador en el Seminario y de “chico de los papeles” en el Arzobispado con el Cardenal Tarancón.

Encontrar en este proyecto SU VERDAD, aceptarla con tantas aparentes contradicciones hoy me ha dado la libertad de poder hablar con cierto conocimiento de causa de la realidad de la vida y de la implicación empresarial.

A lo largo de estos años sin dejar de pertenecer a él me he alejado del bosque eclesiástico y lo he podido contemplar a distancia. En la medida en que en mí crecía el interés y el riesgo por el emprendimiento empresarial, crecía la implicación en la gente en los momentos más borrascosos del cambio social de este país. Era la llegada de la democracia. Con la innovación de los primeros partidos políticos me daba cuenta de que habíamos sido educados para una Iglesia paralela a la vida. Confluir era la audacia y la utopía. Vi los tímidos desarrollos de la Asamblea Conjunta de Sacerdotes y Obispos (1971) La famosa encuesta a los Sacerdotes y el Vaticano II. El fracaso de la Asamblea Conjunta complicó la recepción del Vaticano II en España. Y me di cuenta de que la implicación de la Iglesia a la que los movimientos como la HOAC y la JOC nos acercaban era una tímida levadura que producía efectos en la masa. Otros caminos nos ayudaban a descubrir nuevos valores en la Iglesia que servían a un modo de evangelizar profundo y transformador.

Pero nunca pensé que una cosa era predicar y otra dar trigo…Empeñado hasta las cejas en mi pequeña empresa. Con un grupo humano tan joven como inexperto. Sin cultura de tabernero y sin antecedentes en mis 16 muchachos que me miraban asustados por el proyecto.

Así nació el ALABARDERO con la ayuda de dos amigos valientes que avalaron un crédito de 650.000 pts. para acomodar ese pequeño local en la calle Felipe V, nº 6, que hoy subsiste.

Se abrió un 27 de Octubre de 1974. Era una calle de tránsito de autobuses. No peatonal como ahora. No entraba nadie. Días y días sin entrar nadie. Desde la parada de enfrente nos miraban los posibles clientes sin moverse. Con los primeros fríos decidí cruzar la calle e invitarles a tomar un cafelito caliente.

Vender y educar a mis muchachos era mi desvelo. Cuando acababan los servicios abríamos las pizarras y los cuadernos. Algunos aprendían a leer y a escribir, otros a poner la mesa y a servir. En la cocina mi paisano Patxi hacia doctores en las artes culinarias. Cuando un viejito que se definía a sí mismo como “un esqueleto andante” apareció un día por la puerta y dijo: “me llamo José Bergamín”, no sabíamos quién era ni lo que significaba. Un aire de intelectualidad nació a su sombra en el ambiente de nuestra Taberna. Intelectuales venidos del exilio como Ernesto Jimenez Caballero, Alberti, Alexandre, Borges, Gabriel Celaya, Pepe Caballero y políticos; Santiago Carrillo, Don Manuel Fraga, Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Ramón Rubial, Rodolfo Martín Villa y otros muchos se juntaban con lo más selecto de los clientes y con los divos que acudían a actuar en el vecino Teatro Real.

La Taberna se convirtió en un acontecimiento social y ahí sigue; visitada por los Reyes, príncipes y princesas, los presidentes de otros países y la gente de los pueblos de España que siguen viniendo a ver Madrid y de compras.


* * *


Pero ahora, al paso de los años, mis alabarderos son muchos: Están repartidos en Madrid, Sevilla, Málaga, Marbella, Córdoba, Zaragoza, País Vasco, Washington D.C. y Seattle. Hemos crecido y hemos creado un estilo, una marca, una filosofía de empresa. Yo no esperaba que este fuera el plan de Dios sobre mí.
Bajo el paraguas de la Fundación Iruaritz Lezama estamos alojados más de 600 personas de muy diversos orígenes y también de diversas religiones. Nuestras Escuelas Superiores de Hostelería en Sevilla desde hace 20 años y en Zaragoza desde hace 2, con títulos universitarios de la Universidad Pablo de Olavide y San Jorge respectivamente, han convertido por primera en España a nuestros alumnos en titulados universitarios de reconocimiento internacional. Son más de 1900 alumnos egregados que están en el mercado profesional. Por otra parte la Escuela on-line tiene más de 1800 alumnos en clases por internet y presenciales. Es todo un mundo en formación.

Desde un principio traté de “no dar peces, sino enseñar a pescar”. A lo largo de este tiempo hemos desarrollado una filosofía de empresa basada en el CAPITAL HUMANO. No teníamos otro.

Sabíamos que éramos pobres y pequeños. Personalmente he asistido perplejo a la transformación de la sociedad por la GLOBALIZACIÓN. He tenido la suerte de ser un OBSERVADOR. Las sobremesas de un restaurante dan para mucho. La socialización de estos lugares le permite a un tabernero conocer de cerca a mucha gente. Siendo humilde y no entrometiéndote en la vida de las personas, sino en la medida en la que a veces te piden consejo, la barra de un bar, la sobremesa, se convierten en un insólito confesionario.

A lo largo de estos años he sido confidente y amigo de mucha gente que jamás se acercaría a una Iglesia y menos a un confesionario. Esta universidad de la vida, el riesgo del emprendedor, el tomar valor del dinero, el responder de tus actos y el estar sometido al juicio social sin carteras ni proteccionismos no te lo enseñan en el seminario ni es fácil desarrollarlo en el ámbito eclesiástico. Una educación sesgada por la doctrina y la jerarquía o se asume en libertad o no vale para nada.
En una Iglesia equivocada en sus formas se cultiva con relativa frecuencia la doble moral y el “fin justifica los medios”. Cuando la vida te obliga a vivir con transparencia porque no tienes medios ni poder para tapar tus debilidades toma valor la simple naturaleza humana y el descubrimiento de que tu debilidad trabajando y educándola puede convertirse en tu fortaleza.

Para ello he procedido siempre al respeto de la identidad de cada uno de mi equipo cualquiera que sea su origen, procedencia y nivel cultural. Me he esforzado en poner en valor sus condiciones. No creáis que es fácil. Te tienes que ganar al individuo. Horas de convivencia. Horas hasta superar, o al menos intentarlo, sus hábitos de fracaso, de drogadicción de falta de concentración, de hiperactividad y falta de constancia en el trabajo. Jugar con el afecto. He conseguido mucho por el afecto de las personas.

Así he podido observar el mundo que me rodea. Vuestro mundo empresarios y hacedores de capital. Con gran respeto he pasado de la crítica fácil e irresponsable del joven curita metido a demagogo social a sentirme implicado en la búsqueda del difícil equilibrio social.
Cuando un mal manejo de la gobernanza del mundo nos ha traído esta profunda crisis social derivada de la GLOBALIZACIÓN, yo me he preguntado como vosotros, ¿y ahora qué?

Si las regulaciones del mercado no han podido con todo esto, ¿ahora qué?
Si los organismos no sirven, ¿ahora qué?

Yo mismo, ante el fallo de la “cultura del pelotazo” que ha invadido los mercados financieros del siglo XX, me he preguntado ¿qué hacer con estos mimbres? Más de un amigo mío empresario del ladrillo que ha visto desaparecer casi todo su negocio, mira a su alrededor, ve un buen equipo humano que tiene que despedir rompiendo tanta quimera y se pregunta: ¿ahora qué?

Esta crisis de transformación, que no de evolución, que estamos viviendo a la que “Cáritas in Veritate” ha acercado posturas de la Iglesia Católica con el buen discurso de esa mente privilegiada que es Benedicto XVI nos está dando que pensar.

Cuando yo me veía tan pobre, tan limitado, inmerso en un mar de competencias, de influencias y de proyectos que exigían -dinero = riesgo- pensaba en revalorizar mi equipo humano. ¿Cómo? FORMACIÓN, FORMACIÓN, FORMACIÓN. Es decir, me maté a capacitar a mi gente. Los apuntaba a todos los cursos y cursillos posibles. Los ponía de aprendices en los mejores lugares de Francia, Italia, Suiza, Norteamérica. Vivía obsesionado por la formación. Todo lo gastábamos en formación.

Y luego INNOVACIÓN: Hacer cosas nuevas y distintas. Correr el riesgo de innovar. Porque las crisis sólo sirven o para morir o para innovar.

Siempre pensé que las experiencias tienen pies y manos. Las ideas sólo tienen pensamientos. Cuando ellas toman forma son acciones que producen experimentos. A veces nos resulta muy difícil poner pies y manos a las ideas que salen de nuestros cerebros. Nuestras experiencias son tan personales como cada uno de nosotros. Pero hay que socializarlas y para ello hay que compartirlas con el equipo. Nada que no se parte se puede compartir. Esto me llevaba a trabajar con mi modesto equipo de jóvenes.

Una empresa no es para mí un simple negocio, sino la generación de valores, de capital humano y de bienes públicos.

Ahora en esta crisis, la empresa ha pasado a ser objeto de búsqueda de rentabilidades con bien público. Bill Gates cuando expresó su discurso en Davos sobre la necesidad de que en los balances figurara una columna de inversión y rentabilidad social, estaba dando en la tecla del cambio de las perspectivas de una empresa como la suya que estaba agotando el limón de la rentabilidad económica y sintiendo la amenaza de la competencia.

A partir de ahí muchas empresas, vosotros lo sabéis, han invertido en programas sociales no ya para eludir impuestos, sino por buscar nuevos modos de marketing de apreciación social.

Por tanto:
1. ¿Tomamos conciencia de que el capital humano es nuestra mayor fuente de riqueza en todos los sentidos?
¿Y de qué debemos cuidarlo?
2. ¿En la gobernanza de la crisis y del mundo, acuden los capitales humanos al servicio del bien público?
O, por el contrario, ¿estamos en manos de gente sin capital humano?
¿Es únicamente el emprendedor privado quien lo descubre, lo cuida y lo potencia?

Quizás estas reflexiones nos ayuden a comprender la falta de liderazgo en la gestión, administración y desarrollo de las empresas y de la gobernanza del bien público.

El liderazgo es una fábrica potencial de capital humano. Es más necesario a quien más lo necesita, y debe ser más solidario para los pueblos más subdesarrollados.
El cultivo del liderazgo en las empresas da pie a consultorías, a las que no sólo se les encarga informes, sino oportunidades de liderazgo.

Siempre he tenido una duda: ¿Es la producción, el mercado, el principal atractivo que hace desarrollar el capital humano?
Bien es cierto que según decía Adam Smith, el capital social revierte en la democracia y que “los beneficios de la mano invisible del mercado sólo se obtendrán en una sociedad bien gobernada”.

La política, las propias empresas no parece que generen, sino más bien consumen cada vez más rápido, capital humano. Esta carencia agotadora la padecen los Estados, las empresas, los partidos políticos y hasta la misma Iglesia que no encuentra líderes tan fácilmente reconocibles por su capital humano.

Además hay un fenómeno social en esta consideración: la creciente inflación de las ONGs y de nuevas fundaciones “non-profit” que sustituyen a las instituciones orgánicas públicas sobrevalorando su capital humano porque sus obligaciones son voluntarias y sus derechos públicos exigibles. Mientras que las instituciones no son atractivas para los capitales humanos fuertes, se convierten en oportunidades también para los débiles a los que afloran más ambiciones que valores.

El Estado está siendo sustituido por ONGs. Los Estados están obsesionados por promesas sociales que no pueden llegar a cumplir creando una demagogia populista.
Nosotros no somos una ONG. La condición social de mi Fundación está anclada en algo más profundo: el humanismo cristiano. “Cáritas in Veritate” ha venido a sintetizar mucha de la doctrina social del Evangelio. Benedicto XVI nos ha dado la clave de lo que para un hombre de nuestro tiempo es el proyecto que Dios tiene sobre él, aunque no lo vea realizado en la rutina de la Iglesia.

Cuando leo las acertadas intervenciones de Benedicto XVI encuentro que la mesura del CAPITAL HUMANO está en entre dicho. La realidad - en mi grupo hay ya musulmanes en mandos intermedios como consecuencia de la numerosa presencia de inmigrantes que se nos fidelizan por criterios basados en nuestra filosofía cristiana – es que el choque de las civilizaciones que predijo Samuel Huntintong es ya patente y nos provoca desasosiegos e incertidumbres. Como promulgaba Joschka Fischer en su libro “El retorno de la Historia” el ex director de relaciones exteriores del Consejo de Europa decía:

“Vamos a ser testigos de cómo empieza de nuevo la historia. La caída del World Trade Center fue el verdadero comienzo del siglo XXI”

Sí es verdad que la importancia de cualquier institución o empresa se mide por su proyecto. La persona misma se mide por su proyecto de vida como enunciábamos citando la encíclica; en cualquier proyecto es necesario hoy más que nunca el CAPITAL HUMANO y el LIDERAZGO. Una empresa sin destino no tiene líderes. Alguien tiene que trazar la meta, usar los instrumentos de orientación, la brújula y contar con el mapa de la sociología para comunicar por él. Los demás pueden ser adiestrados con el pantógrafo; repiten y sistematizan. La invención se socializa cuando se modeliza.

Esta crisis pone de manifiesto la necesidad de nuevos líderes y pone en relieve el concepto de RESILENCIA que se define como una resistencia de caracteres, como la capacidad de sobreponernos, de recuperarnos ante las contrariedades.
Esto es la RESILENCIA. La palabra tiene su origen en la resistencia física de un material en recobrar su forma después de haber sido sometido a altas presiones. RESILO en latín quiere decir saltar a atrás, rebotar, repercutir.

Si “lo antiguo ya no sirve” tenemos que ser RESILENTES. En estos contextos de inseguridad y de vulnerabilidad que vivimos hay quienes son capaces de una gran resistencia y de recuperarse basándose en los conocimientos de su propia fortaleza y en el desarrollo de su ingenio, en el afán y la determinación para hacer frente a las adversidades y para salir reforzados. Yo repito hasta en saciedad a mis equipos de jóvenes cuando vienen doliéndose de las heridas que produce el roce de la vida y la lucha por el emprendimiento: LA CRISIS SÓLO SIRVE PARA CRECER.

Esto crea capital humano, nuestra capacidad de ser resilentes.
A mí me ha preocupado siempre esta formación del capital humano en la persona. Por inducción más que por deducción la he experimentado en multitud de jóvenes cuyo acompañamiento me ha valido, siendo resilente para descubrir hasta el valor divino de lo humano gracias a mi fe trascedente.

Algunos modelos de capital humano me han asombrado al cabo de los años. Hace tiempo que saqué en consecuencia que hacer un líder de un delincuente, sacar un líder de un marginado social, es más fácil que dar poderes a un mediocre y menos peligroso.
Los líderes obedientes y sumisos no son líderes. La marginalidad social no es una carencia de capital humano sino un terreno por labrar.

El liderazgo resilente de una persona implica:
1. Resistencia frente al conformismo, el desánimo y la desilusión.
2. Capacidad de forjar un comportamiento vital personal y colectivo positivo a pesar de las dificultades y de las circunstancias adversas.

Todos podemos ser mejores. ¿Queremos?. Los griegos quisieron ser referencia en el mundo. Lo fueron, incluso para los romanos. Siglos después son una escuela para el mundo.
Pericles en su “discurso fúnebre” marcó la pauta de una civilización por la que otros pueblos se miden midiendo.

“Tenemos un régimen político que no se propone como modelo las leyes de los vecinos, sino que más bien es el modelo para otros. Y su nombre como las cosas dependen no de una minoría, sino de la mayoría, es democracia. A todo el mundo asiste de acuerdo con nuestras leyes, la igualdad de los derechos en los conflictos privados, mientras que para los honores, si se hace distinción en algún campo, no es la pertenencia a una categoría, sino el mérito que hace acceder a ellas. A la inversa la pobreza no tiene como efecto que un hombre siendo capaz de rendir servicio al estado, se vea infundido de hacerlo por la oscuridad de su condición.
Gobernamos liberalmente lo relativo a la comunidad y tampoco transgradimos los asuntos públicos. Mantenemos nuestra ciudad abierta y nunca se da el que impedimos a nadie (expulsando a los extranjeros)que pregunte o contemple algo. Por todo ello la ciudad es digna de admiración. La ciudad toda es escuela Grecia.”


Historia de la Guerra del Peloponeso de Tucidides


Una persona sin proyecto, sin formación, sin crecimiento, se unde en sí misma. Una persona resilente que busca dar valor a su vida se engrandece y hace crecer al pueblo y a los que con él conviven.

CONFERENCIA RÍMINI. ASOCIACIÓN DE LA PRENSA

Ciertamente si miramos los periódicos de hoy, si escuchamos la radio esta mañana, si ponemos al llegar a casa la televisión, podemos asegurar que vivimos en un mundo despiadado donde la realidad, los números, destruyen los mitos. La realidad del paro y de la deuda nos atenaza a los pueblos. El dinero físico se devalúa y los líderes de gestión se desgastan en días.

El declive inevitable de una sociedad capitalista anclada en unos parámetros por años es patente. Cunde el pánico. Los estados se sumergen en profundos déficits cuyo superávit parece inalcanzable. “No lo verán nuestros ojos” se dice mucha gente. ¿Cuál es la solución?
Parece que la cuestión es crear empleo. Es urgente crear empleo y acelerar el crecimiento a corto plazo. Pero ¿cómo?
Estamos en una gran batalla ideológica en la que no se quiere actuar con la responsabilidad que exige el contrario. La gran masa del pueblo asistimos estupefactos a este “diálogo de besugos” en el que están sumergidos nuestros gobernantes. La derecha no quiere subir los impuestos, quiere más dialogo social y abaratar los salarios. La izquierda no quiere reducir el gasto ni restringir la popularidad de los beneficios sociales, aunque todo sea necesario para reducir el déficit.

Nos habíamos dormido en los laureles. ¿No pensábamos en lo perecedero de nuestra cultura de “pelotazo”?

Cuando , en el verano de 2004 fui invitado a conocer el Meeting de Rímini estaba yo dejando atrás 35 años largos de empresario con 20 negocios abiertos en la Hostelería y más de 500 empleados. Pero era curiosamente mi condición de sacerdote diocesano implicado en la realidad social de nuestro tiempo la que me había llevado a eso. No concebía otro modo de compromiso cristiano con aquellos jóvenes que Dios me iba poniendo en mi camino. Vivía con y para los jóvenes marginados a los que quise dotar de cultura, formación y puestos de trabajo desde una humilde parroquia del suburbio madrileño de Vallecas.

Nunca pensé que iba a descubrir el valor divino del capital humano. A partir de entonces se me hace que el ser cristiano es “hacer nuevas todas las cosas “. La fuerza innovadora es consubstancial al mensaje de Cristo. El emprendimiento está en la identidad del que cree en Jesucristo resucitado.

Aquellos jóvenes parados en la historia de una España triste que arrastraba las consecuencias de la depresión motivada por la falta de cultura y pan de la post guerra necesitaban reinserción social y laboral. El año 62 había empezado tímidamente acogiéndoles en mi casa parroquial de Chinchón. Luego nos venimos a Madrid, a Entrevías viejo, al poblado de la Unión Vecinal de Absorción, a las chabolas de San Carlos Borromeo. Que bendición de Dios el hambre y la miseria que nos ha hecho bienaventurados ¡No dar peces y enseñar a pescar, era nuestro lema. Recogíamos chatarra, compartíamos lo que teníamos, no éramos dignos de Caritas, pero nos amaban los más pobres y marginados. Aquellos niños hoy hombres son los testigos de la historia y el germen de la Fundación que crece. Como las flores más bellas crecimos en el estercolero de la China y el Japón los barrios basureros de Madrid. Era un puro asociacionismo civil donde Cristo se asomaba entre rejas como describo en el visitante nocturno en “Hablemos de Dios “.PPC.2005.

Cuando en aquel verano del 2.004 llegue a Rímini encontré un espectáculo indescriptible: Por un lado había una magna asamblea de jóvenes que escuchaban a un Obispo desconocido hablar de Dios como si fuera su Padre. Lo cual parece lógico pero no lo es tanto. Por otro lado había una serie de empresas inventoras que ofrecían sus cachivaches como en cualquier Feria de Muestras del mundo tratando de demostrar y vender sus artilugios. Tocaban a Misa y la gente iba. Y sabia rezar y cantar ¡Mira que yo he ido de ferias por el mundo… desde Sevilla a Hong kong. Pero nunca he visto cosa igual. En el ambiente se detectaba un cierto espíritu. ¿De Dios? ¿No lo sé? Era yo como Alicia en el País de las Maravillas. Me parecía que allí estaban realmente muchas utopías de emprendedores como yo.

El Meeting de Rímini es un evento social que gracias a ese invento de la Compañía de las Obras pone a finales de Agosto ante la mirada de este mundo perplejo hoy por la crisis globalizada, miles de propuestas, productos nuevos, ideas, pensamientos a debate, y , sobretodo, hombres de empresa que se miran unos a otros para suscitar el intercambio positivo independientemente del modo por el cual descubren al Gran Emprendedor, Dios en el hombre, al Arquitecto Universal, verdadero amigo y autor de la capacidad de crear el capital humano, Señor de la historia, Gobernante del universo.

El Meeting de Rímini son 27 años creando hilos de una red en la tela de araña que se balancea en el abismo del mundo sin Dios. Puntos de contacto, foros de experiencia, personas de diferentes religiones y culturas que comparten la preocupación por el SER HUMANO, el cultivo de su conocimiento y el deseo de mejorar su reciprocidad.

Rímini, en esos cortos días de Agosto, se convierte en la gran Plaza Mayor del mundo. Allí estará la Bolsa de Valores en alza del capital humano. Allí se premia la INNOVACION, palabreja ahora en moda de la que todos hablan pero nadie sabe cómo aplicar. La Innovación es la delimitada y compleja solución a este decadente panorama que nos está ofreciendo la gobernanza por sistemas capitalistas los gobernantes anclados en sus intereses partidistas.

“Cansados de ideologías, de debates y de análisis pongámonos a hacer” ha dicho Emilia Guarnieri que sabe latín.

Toda la filosofía educativa en las Escuelas que he fundado a lo largo de estos años en Sevilla, Málaga, Zaragoza y Madrid están fundamentadas en el “saber hacer”. No en la memoria ni en el “saber decir”. Los métodos relacionales abiertos que estamos implantando en nuestro Colegio Santa María la Blanca con 1.200 alumnos tienen mucho que ver por coincidencia con la Educación asumida como un riesgo compartido. El emprendimiento que pregona Rímini debe llegar a la maltrecha educación.

Brad Gregory, Presidente de la Universidad, dijo en New York el mes pasado presentando el Meeting: “Es la fe en público”.

Todo esto tiene una belleza indescriptible. Es la armonía de lo que se ve. Modelizar la fe no es fácil. La Compañía de la Obras lo consigue a veces. “Por sus obras….”La belleza como método educativo estaba en la mente del fundador de Comunión y Liberación Don Luigi Giussani. “la belleza manifiesta la verdad del hombre porque el sentido estético y ético de la vida provienen de una correcta y apasionada claridad en lo que concierne a la ontología”.

En Rímini se ve y se crea ese futuro que se nos asoma incierto en el panorama mundial. En un momento como el que vivimos en el que esta patente el desplazamiento del poder real de los estados hacia las empresas, en el que se hace presente un nuevo poder el de las ONGS y asociaciones “non profit” que son trasfronterizas y más populares que los mismos gobiernos, están privando a los Jefes de Estado y a los políticos de su influencia económica y social.

Está claro que el modelo de gobernanza está cambiando de manos. Se les va de las manos. Los partidos políticos lo ven, lo notan. Hay una falta de ideología que guie las acciones. Hay una falta de liderazgo. Los queremos hacer, prefabricar, con el uso de los “mass media”. Pero se desvanecen como becerros de oro. Los gobernantes regalan bienes sociales que no son suyos. Los organismos reguladores de las finanzas se ven impotentes. Las reglas compensatorias del mercado no les funcionan. El dinero inútil no compra capitales humanos útiles. Nunca como ahora nuestra debilidad es nuestra fortaleza si sabemos poner en valor nuestros capitales basados en la fuerza del espíritu y en la vida interior. Qué gran oportunidad esta crisis ¡El hambre que resucita los valores ¡ Lo triste es la muerte de los inocentes….

El pobre Adam Smith llora en un rincón porque nadie hace caso de sus palabras: “los beneficios de la mano invisible del mercado solo se obtendrán de una sociedad bien gobernada”. Se han olvidado de el ¡

Ya no se trata de administrar cosas sino de saber gobernar personas. Tenemos que acostumbrarnos a gobernar el caos, hacer frente a las rupturas, liderar el cambio. El progreso al que estamos llamados por Dios mediante las buenas obras y la caridad, el amor, pasa por gestionar las contradicciones inherentes a todo proceso evolutivo.
El Meeting de Rímini es el despliegue de estas ideas en la competitividad. El reto del futuro pasa por la innovación. Hay que huir de las empresas, de la Iglesia misma que caiga en la rutina. Pero no perdamos de vista que en este nuevo paradigma de la humanidad la crisis que alumbra la innovación amenaza con devorarla como el dios Saturno devora a sus hijos.

Por eso hoy más que nunca hay que buscar e ir a los foros donde se platean las ideas nuevas porque este tiempo nuestro, lejos de todo acomodo y seguimiento en el pasado solo tienen futuro aquellos que necesitan por su fe y convicciones recargarse de utopías realizables su vivir de cada día. Y esto pasa en Rímini.

¡Gracias!

Luis de Lezama
Madrid, 15 de Febrero 2010

lunes, 8 de febrero de 2010

Carta a un tímido Febrero

Anda Febrero con muchos fríos. El otro día tenía los dedos congelados en el Santuario.

Cuando tocaba la forma grande del pan blanco que consagro cada día le decía a Dios:

- Calienta mis manos ateridas, Señor, que te vas a sentir mal acogido en este mundo y aquí no hay borrica que te caliente

Y a continuación me salía del corazón:

- Calienta las ateridas mentes y cuerpos de los pobres, de los desalentados, de los tullidos, de los enfermos solitarios, de las victimas de tanto terremoto. Que en este mundo hace ahora mucho frio. Hay mucha sangre fría derramada. Sangre que hace poco era caliente…

Ante la vida diaria que nos aturde solo cabe la tímida oración de suplica que entonamos desde nuestra Parroquia a las 8 de la tarde. Creedme que ahí estáis todos los que os asomáis a esta ventana con nosotros. Muchas veces me encuentro con José Juan, con Luis José, con Oscar y con Juan Mari, nuestros sacerdotes, concelebrando. Parece que estamos reunidos en la mesa de camilla con los que venís en el “cuarto de estar” de la casa de Dios. Es como participar en el ágape fraterno al caer de la noche en el que hablamos con El de vuestras cosas, las que nos habéis contado durante el día, las cosas que hemos visto, las cosas de vuestros hijos que crecen a nuestro alrededor, en el Colegio, las preocupaciones que laceran nuestros días.

Esta es nuestra misión: Hablarle a Dios de vosotros y hablaros a vosotros de Dios.

Eso se llama DIALOGO. Una palabra que ante tanto conflicto está en boca de todos pero que no se sabe, ni se quiere, ni parece que hay tiempo y ganas de hacerla VIDA. Muere en la cabezota de los importantes y en los corazones de los soberbios.

Por eso, hoy, en este frio febrero, al abrirte de manos enteras y ateridas para decirte: Este es mi Cuerpo. Esta es mi Sangre, te pido tímidamente que haya DIALOGO antes de que la sangre deje de ser caliente.

Luis de Lezama.

Párroco de Santa María la Blanca.

Montecarmelo.